Basar la felicidad en el consumo es un detonante de la depresión de fin de año, evidencia demostrada por investigaciones en materia de salud mental. La “Depresión Navideña” o también conocido como “Desorden Afectivo de Temporada” es un trastorno del estado de ánimo caracterizado por tristeza, fatiga fácil, desesperanza, sentimientos de inutilidad, de vacío crónico, disminución de energía, pensamiento negativista o caótico del futuro, ideas de muerte (por ejemplo, deseos de no despertar, de no amanecer, de no continuar), incluso ideación o planeación suicida. Este trastorno tiene características muy particulares que lo detonan en la época Navideña y Año nuevo, razón por la cual es para algunos una temporada poco deseada, temida y evitada.
¿Cuáles son sus algunas de sus principales causas?
- La depresión en esta temporada del año ocurre por dificultades en la demostración de afectos, demandas propias de estas fechas, haciendo gastos innecesarios que en muchas ocasiones provocan problemas económicos no deseados.
- Las altas expectativas insatisfechas de quienes esperan recibir algo y que al no cumplirse, provoca sentimientos de tristeza, impotencia, frustración, decepción y vacío.
- En aquellas personas que tuvieron en el pasado experiencias desagradables antes o durante las fiestas, puede existir la predisposición a repetir la desafortunada experiencia.
- La carga afectiva durante estas fechas, incita, a que recordemos con más anhelo a nuestros seres queridos, que su ausencia se note más y por consiguiente el vacío sea mucho mayor.
- La remembranza de recuerdos muy dolorosos en navidades previas, como por ejemplo; una enfermedad, fallecimientos, ruptura de pareja, la lejanía de un ser querido, etc., provoca revivir y experimentar dichas emociones, representadas en síntomas depresivos.
- La gente que se deprime en esta temporada tiende a evaluar los logros y fracasos del año, haciendo énfasis principalmente en aquello que no pudieron lograr.
- En el invierno existe una disminución de la luz del día, lo que contribuye en afectación del estado de ánimo
Las personas con mayor predisposición a la Depresión Estacional son mujeres, solteros, quienes viven en unión libre, personas de menor escolaridad, jóvenes y quienes se sitúan en una clase socioeconómica media y que por tanto, presentan mayor predisposición a intentos de suicidio y de consumarlo.
Reportes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) cada 40 segundos una persona se suicida en el mundo, una epidemia que cada vez se extiende hacia los jóvenes entre 15-24 años, de éstos al menos 20 intentan suicidarse por cada uno que lo consigue y se afectan al menos 6 personas cercanas. El suicidio es la segunda causa de muerte en México y la tercera en jóvenes entre 15 y 29 años, es decir 3 de cada 10 mexicanos lo intentan. El estado de Guanajuato ocupa el tercer lugar nacional en índices de suicidio, precedido de México y Jalisco.
Existe una relación importante entre la depresión y el consumismo en nuestro país, radica en que actualmente vivimos una época en la que prevalece un consumismo voraz, donde este viene a consolidar la capacidad de quienes pueden solventarlo y por ende el bienestar del individuo, periodo en el que por norma social debemos estar “felices, comprando y en compañía”, aunque ese esquema no se adapte a nuestra realidad personal. De acuerdo con los esquemas del mercado, la felicidad también se construye como valor de consumo y se difunde como una meta a alcanzar a través de la adquisición de bienes materiales, transformando el afecto (cariño, amor, estima), en una necesidad que se satisface con el consumo de diversos productos y las relaciones humanas. Por ejemplo: comprar regalos de navidad para demostrar que una persona es importante para nosotros, el adquirir una vestimenta para la ocasión, adquirir el mejor vino para el brindis, etc. Esto a su vez, genera niveles altos de estrés, síntomas físicos y tensión ante la incapacidad de satisfacer las demandas de los estigmas sociales, reflejado en nuestros lazos emocionales, trabajo, vida social y actividades de disfrute personal, esto se acentúa de manera significativa en quienes presentan problemas de carácter o personalidad y que pueden ser momentos muy difíciles de afrontar, en especial en aquellos con aspiraciones frustradas de consolidar una mejor calidad de vida relacionada a la economía, es decir “quien gana más vive mejor”.
En nuestros tiempos el consumismo presenta una contraparte importante que es la escasez de recursos. Más allá de la incertidumbre que generó la elección del nuevo presidente de los E.U.A., lo más grave para México es el periodo de inestabilidad que ya se encontraba establecido y que este fenómeno tendrá repercusiones reales en la economía mexicana con presiones inflacionarias, freno de inversiones y declive en generación de empleos.
La depresión decembrina no solamente es el resultado de éstas características que expongo, sino más bien es la combinación de éstas y de los significados culturales y personales que les atribuimos, los que ayudan a activar sentimientos de nostalgia, melancolía, estrés y ansiedad. Para evitar caer en este círculo se requiere de acciones que fortalezcan nuestros recursos de afrontamiento y evitar recrear patrones de vida y sociales, es decir, lograr satisfacer nuestras necesidades básicas de seguridad y afecto, en alternativas alcanzables reales, sin necesidad de recurrir a bienes materiales ni prácticas de consumo voraz.
Concluyendo con esta situación alarmante, existen alternativas alentadoras para el abordaje de la Depresión estacional, ya que es un padecimiento mental que presenta un buen pronóstico, siempre y cuando sea tratada por un profesional en la salud mental.
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